MENSAJE DE MONSEÑOR RAFAEL COB GARCÍA OBISPO DE PUYO
Cuando nos preparamos para la Navidad, fiesta tan deseada y esperada por todos, despierta en nosotros esperanza, pues con ella llega la alegría, el encuentro en la familia, los regalos, suenan los villancicos, se encienden las lucecitas que parpadean en las ventanas y escaparates, alegran la noche y adornan las calles creando un ambiente que anuncia que algo grande y bonito está por venir. Se despierta, en la mente y el corazón, la esperanza de que alguien importante está por llegar; será el hijo emigrante que llega de lejos, será el esposo, el amigo, algún acontecimiento que hay que celebrar, algo que uno hace tiempo espera con ansia.

Me pregunto ¿cuál es el deseo hoy, de tantos hombres y mujeres que esperan y desean que llegue? ¿Tú que esperas? ¿Tu familia qué espera? Nuestro país y nuestro mundo ¿Qué espera? Cuando contemplamos cada día la realidad del mundo que nos rodea, mirando el mundo de los países en guerra, pareciera un mundo que abre la ventana y no ve el amanecer, este mundo al que otros quieren robar la esperanza y la paz les decimos nos podrán robar muchas cosas, pero si nos roban la esperanza no podremos seguir viviendo, mas Dios es nuestra esperanza. Por ello, hoy escuchamos, como un torrente en cascada, del norte a sur, del oriente al poniente: ¡Ven pronto Señor!

Es la exclamación de muchos pueblos que están en guerra, ven pronto Señor y pon fin a este infierno de odio y violencia que arrasa con tantas vidas, ven pronto Señor y tráenos la paz.

Ven pronto Señor y tráenos la fuerza de tu verdad, para confiar más en ti que en nosotros mismos, para hablar con valentía y sin temor, porque la verdad nos hace libres y el amor nos hace hermanos.
Ven pronto Señor y tráenos tu justicia, donde nadie valga más por lo que tiene que por lo que es, donde todas nuestras voces sean escuchadas y nuestros derechos ejercidos y respetados.

No nos resignamos a creer que sea más lo malo que lo bueno, aunque las noticias cada día nos bombardeen de noticias negativas y la violencia siembre la muerte o el dolor, desde lejos o desde cerca. Tú siempre eres la buena noticia para todos y muchos la anuncian con su presencia junto al dolor. Hay más nacimientos que muertos, hay más caridad que odio, hay bondad y paciencia en tantos hermanos que sin salir en la televisión y la radio siembran cada día tu amor ayudando y sirviendo por amor, de forma callada y sin ruido como lo hiciste tú.

Ven pronto Señor, porque Tú eres la vida y la luz, Tu eres la paz y el amor.

Donde hay un cristiano que cree, hay esperanza de vida; donde hay un cristiano con fe, se enciende una luz para la oscuridad. Las tinieblas nunca vencieron a la luz ni podrán hacerlo. Tú eres la luz y pides que nosotros también lo seamos y nos dices: “vosotros sois la luz del mundo, que se ha de poner en el candelero para que alumbre a todos los de la casa, para que viendo vuestras buenas obras glorifiquen a vuestro Padre que está en el cielo.”

Queremos preparar la navidad con la súplica de nuestra oración: ¡Ven Señor que te esperamos! Porque sabemos que sin Ti, nada podemos, tú nos lo dijiste “sin mi nada podéis hacer”, porque nos empeñamos en querer hacerlo nosotros solos ¿Será nuestro orgullo que nos ciega para no ver? Danos humildad la que tú nos enseñas en esta Navidad; abre nuestros ojos y limpia el pecado de nuestra soberbia. Un mundo que no cuente con Dios está llamado al fracaso.

¡Ven Señor que te esperamos! ¿Será nuestra envidia, nuestra codicia, nuestra indiferencia que nos endurece y nos encierra en un corazón solitario; que nos aleja de Dios y desconocerte en los demás? Danos Señor el amor de tu cercanía que nos enseñas en la Navidad, bajando de los cielos y naciendo en nuestra tierra, que sufre en la soledad y marginación. Se tú nuestra perenne compañía.

¡Ven Señor que te esperamos! Nos falta amor. Enséñanos con tu pobreza, en esta Navidad, que nuestra vida y felicidad no la encontraremos en el tener y acumular cosas, como la propaganda consumista nos quiere enseñar en la televisión o en los anuncios publicitarios, sino que está en el compartir con el necesitado donde tú te manifiestas. Tú siendo rico te hiciste pobre para hacernos ricos ante Dios. Te muestras en el anciano abandonado por sus hijos, en el niño abandonado por sus padres, en el que sufre por su enfermedad, en el mendigo que pide caridad, en el triste que sufre soledad.

Por ello, cada día reza y di: ¡Ven Señor, te esperamos! Vive con esperanza, espérale, descúbrele, Dios llega en esta navidad. Llama a nuestra puerta queriendo que nosotros seamos su alegría y su esperanza, su amor y su paz, porque la nuestra ya sabemos que no dura, más él siempre la regala al que con humildad y verdad se la pide. Enciende tu vela y se luz con tu vida, abre tu corazón y déjale entrar en tu casa en esta navidad. No pierdas esta oportunidad, Dios te visita en esta navidad, descúbrele. ¡FELÍZ NAVIDAD! NUNCA TE DEJES ROBAR LA ESPERANZA. Como diría Santa Teresa: QUIEN A DIOS TIENE NADA LE FALTA. SOLO DIOS BASTA.

Navidad 2014 ¡Ven Señor que te esperamos!