175 niños, niñas y adolescentes que no han terminado la primaria y han recibido maltrato y abandono asisten diariamente en la casa del proyecto Encuentro del Vicariato Apostólico de Puyo, para recibir atención.
La directora, Hna. Narcisa Torres, indica que estos chicos, que recibieron algún tipo de maltrato intrafamiliar y abandono de sus padres, encuentran aquí un espacio para terminar sus estudios, además en las tardes se dedican a prácticas de manualidades, carpintería y mecánica y aprenden a diseñar sus propios trabajos, asimismo reciben atención de curaciones, gratuitas.
Este centro tiene una escuela de educación básica con 14 profesores sustentados por el Distrito de Educación y las clases se desarrollan desde las 07h00 hasta las 13h00, y por las tardes se dedican a la práctica de oficios hasta las17h00, que retornan a sus casas, donde conviven con parientes, madres solteras o algunos solos.
En esta casa se les brinda el desayuno, el almuerzo y un refrigerio en las tardes.
Este proyecto subsiste de las donaciones voluntarias y de un pequeño fondo del Vicariato de Puyo.
El proyecto Encuentro funciona desde el 2009, con el fin de acoger a niños y jóvenes en situaciones vulnerables, que proviene sobre todo de hogares pobres, algunos sin padres y de las nacionalidades como kichwa achuar, shuar,shiwiar, sapara y también están abiertas a las familias que lo necesitan, indica la directora.
Existen niños afros, de la Sierra, incluso de hijos de colombianos, tanto en situaciones vulnerables o de pobreza, niños que viven solos, o con parientes, como abuelos, tíos o madres solteras.
En la escuela básica hay niños de 5 años hasta 18 años, porque tienen una escolaridad interrumpida, es decir que no pudieron terminar la educación primaria, explica.
Los niños a partir de los 8 años aprenden carpintería, mecánica, los que aprovechan son capacitados para ser ayudantes.
Eduardo Basantes, maestro del taller de carpintería, quien labora ya 5 años, indica que el trabajo con los adolescentes y niños del proyecto Encuentro es un poco complicado ya que son inquietos y algunos muy rebeldes, dado los antecedentes de sus orígenes de abandono, sin embargo, agrega, es muy satisfactorio ver como se esfuerzan por realizar sus propios trabajos de loa aprendido.
Dijo, que se les enseña lo básico, como acabados, pintura, manualidades, pueden hacer sus propios juguetes, y a los tres meses están capacitados para manipular las máquinas, sostuvo.
También hay voluntarios extranjeros que hacen sus pasantías en este proyecto, como el caso de dos chicas alemanas que prestan su contingente por un año.