Publicamos el breve relato escrito por Hugo Zapata, quien, junto a Carlos Sánchez (chofer y propietario del camión, que cedió generosamente para el traslado de la ayuda) y David, se ofrecieron para transportar los víveres, agua, ropa, medicamentos y útiles de higiene recogidos por Cáritas del Vicariato a San José de Chamanga, en Muisne, Esmeraldas. El traslado se efectuó el día martes 26 de abril.

En esta descripción podemos intuir el excelente trabajo realizado por los tres voluntarios del Vicariato y la alegría que para nuestros hermanos de la costa ha supuesto recibir esta ayuda solidaria. Conocer esta labor nos debe concienciar para seguir aportando, porque la necesidad de nuestros compatriotas en dificultades no ha terminado, sino al contrario: recién comienza, y se trata de una carrera de fondo, de muchas semanas y meses, en la que no podemos bajar la guardia. Cáritas y el Vicariato de Puyo siguen recaudando aportaciones económicas y donativos materiales para preparar un nuevo envío.

Gracias, Hugo, Carlos y David. Y gracias a todos los que de una manera u otra están colaborando para que las personas que están sufriendo por causa del terremoto puedan seguir manteniendo la esperanza. Que Dios les bendiga.

«Rumbo a Esmeraldas, a cumplir con la misión que se me había encomendado, pasando por los Andes, hermosos paisajes hasta llegar a las costas de mi querido país, se tuvo que pasar varias peripecias, pero al fin se llegó. Pasamos páramos, niebla, paisajes hermosos que tiene nuestra sierra ecuatoriana, hasta que por más de varias horas llegamos hacia el calor de nuestra costa.

Al llegar a Santo Domingo, nos cayó la noche y solicitamos resguardo a Policia Nacional, quienes muy amablemente y sin ningún tipo de inconveniente nos acompañaron durante el resto del viaje. Al fin y sin ninguna novedad llegamos a Esmeraldas, donde el Padre Jose Antonio Maeso González, conocido como Padre Jans, nos esperaba con su amabilidad y fraternidad para llevarnos hacia el Colegio Sagrado Corazón, donde pernoctariamos para, al siguiente día, muy temprano, a las 06:30, partiríamos hacia Muisne y San José de Chamanga.

Tuvimos que pasar por varios puntos de control policial sin ningún problema, hasta cuando llegamos al escenario desgarrador de varios albergues, donde se veía que están ya organizándose poco a poco. Avanzamos hacia Muisne Continental y nos encontramos con casitas destruidas parcial y totalmente, desoladoras y devastadoras situaciones en las que están viviendo nuestros hermanos.

Avanzamos y llegamos hacia el río, donde con dificultades el señor chofer tuvo que ingeniárselas para subir a la gabarra, ya que se había dañado la rampa de acceso a la misma. Ya al cruzar el río y llegar a la otra orilla, unos hermanos militares daban solución al problema colocando unos pedazos de troncos, y así llegamos a nuestra primera parada, la Iglesia de Muisne, donde nos encontramos con el Párroco y las hermanitas encargadas del lugar. Se entregó un cargamento de legumbres y un poco de agua que se llevó en otro camión desde Esmeraldas, terminamos ahí y salimos rumbo hacia San José de Chamanga.

Nuevamente, nos embarcamos en la gabarra con un inconveniente inesperado: la marea había bajado y tocó ver la mejor manera de subir el camion sin que éste sufra daño alguno. Superado esto y ya al lado de Muisne Continental, rumbo a Chamanga, otra vez nos encontramos con escenarios desgarradores: familias enteras albergadas en carpas improvisadas con lonas de gigantografias, plásticos, etc. La ayuda estaba llegando, pero gota a gota.

Al llegar a nuestro destino, San José de Chamanga, un grupo de niños y niñas corren junto al camión, alegrándose de nuestra llegada. Una vez allí, la persona que nos guiaba nos indica que los sigamos y ahí nuevamente las peripecias al subir hacia la plaza por un camino estrecho y con mucha dificultad, se llegó al albergue creado allí, donde desembarcaríamos nuestra carga y ayuda de todos ustedes, hermanos de Puyo. Las personas del lugar, junto a los chicos de Nación de Paz, descargamos la ayuda que llegó desde Puyo, bajo las miradas de alegría y esperanza de los hermanos de dicho lugar. Terminando ahí con nuestra misión, para empezar con el viaje de retorno hacia Puyo».

La ayuda del Vicariato de Puyo llega a los damnificados por el terremoto